COLECCIONAR BRONCES ANTIGUOS

Pietro Taccauno de los escultores más innovadores y espectaculares del Barroco, es uno de los protagonistas deCuprum. Pequeños bronces de los siglos XIV al XIX", la subasta de bronces antiguos que Arte Bertolami acogerá en su sede romana del Palazzo Caetani Lovatelli el 14 de diciembre. Hablamos de ello con el comisario, Antonello Andreacchio.

PIETRO TACCA
(Carrara, 1577- Florencia, 1640)
Dios del Río
Bronce patinado negro, trazas verdosas. 40 x 34 x 35 cm

La presencia en el catálogo de la subasta que comisarió para Bertolami Fine Art de un pequeño bronce de Pietro Tacca no pasa desapercibida y nos recuerda que el ingenioso inventor de ese milagroso desafío a las leyes de la estática que es el colosal monumento ecuestre a Felipe IV de España -uno de los monumentos que más caracterizan la decoración urbana de Madrid- fue también un fino creador de diminutos bronces.

Sí, Tacca abordó con maestría tanto lo grande como lo pequeño. La escultura mencionada, una poderosa representación de una diosa del río de 40 centímetros de altura, ha sido estudiada y atribuida al gran naturalizado florentino Carrarese por Charles Averyuno de los expertos internacionales más acreditados sobre Giambologna y su escuela.

El tema repite un boceto en terracota que se conserva en el Museo Nazionale del Bargello de Florencia, una obra tradicionalmente atribuida a Tribolo, pero que Avery cree que es de la mano del Giambologna.
Se dice que Pietro Tacca, como continuador y heredero de la gran fundición ducal de Giambologna, heredó todos los bocetos de Giambologna, incluida la diosa del río Bargello. Según Avery, entre las numerosas piezas de fundición tomadas de los bocetos se encuentra la ofrecida en subasta por Bertolami.

¿Se conocen otras versiones?

Pocos en verdad. Avery señala la del conde Stroganoff (1911), la de Maurice de Rothschild y la de Yves Saint Laurent, vendido en una subasta de Christie's en 2009.

Hablando del Dios del Río de Tacca, hemos entrado en uno de los temas sensibles del coleccionismo refinado del bronce, el de las atribuciones.

A este respecto, conviene recordar que los talleres de los grandes artistas funcionaban como verdaderas empresas. En ellas, diversas figuras profesionales colaboraban en la realización de la obra y no debe extrañar que la intervención del maestro se limitara a menudo a la elaboración del modelo de cera o de arcilla. Todo lo demás se hacía en el taller, alguien fundía las esculturas y otros las retocaban y cincelaban.

Ante tales modos de ejecución, hablar de autografía es un mero ejercicio retórico.

 

GIOVAN FRANCESCO SUSINI
(Florencia, 1585 - 1653)
Escuela de
Hermafrodita
Aleación de latón
13 x 40 x 17 cm

Además del de Tacca, aparecen en la subasta los nombres de otros importantes alumnos de Giambologna, Antonio Susini por citar sólo uno.

Giambologna fue maestro de escuela y en su taller se formaron artistas de gran talento. Este es precisamente el caso de Antonio Susini, mano derecha y continuador de los modelos de su excelente maestro, pero con un estilo personal claramente reconocible para los estudiosos. Susini también era orfebre y sus réplicas de los bronces de Gianbologna parecen aún más refinadas que los originales.

Entre las obras del catálogo, el Hermafrodita de Giovan Francesco Susini, nieto de Antonio, es una de las más bellas.

El modelo de bronce al que hace referencia se conserva en el Museo Metropolitano de Nueva York. Descansa sobre una hermosa caja de bronce con figuras grotescas en las esquinas.
La reducción en bronce se inspiró en la escultura romana, copia de un original griego, hallada en el parque de Santa Maria della Vittoria en 1608 y adquirida por el cardenal Scipione Borghese. Por encargo del cardenal, un joven Bernini añadió el colchón acolchado, muy apreciado por sus contemporáneos. Con las expoliaciones napoleónicas, el mármol se vendió y actualmente se encuentra en el Louvre.

Volviendo al problema de las atribuciones, cabe señalar una tendencia del líder escolar a trabajar de forma más espontánea que el colaborador-copiador, más inclinado a insistir en los detalles, creando maravillas con virtuosismo de la técnica.

Sin embargo, en el caso de Giambologna y su escuela, las disputas sobre las atribuciones nunca llegaron a su fin. Las invenciones del gran escultor flamenco, nacionalizado en la gran corte ducal de los Médicis, fueron replicadas muchas y muchas veces en su taller y por sus sucesores, porque la demanda del mercado era muy fuerte y, mientras el maestro vivió, con tanto éxito comercial, tuvo el tiempo justo para ocuparse de las fusiones más importantes. 

Hay que añadir que, en una época en la que la copia no se consideraba una práctica desprestigiada sino más bien una forma de emulación, también existían talleres especializados en reproducir los modelos de grandes artistas.

SEVERO CALZETTA DA RAVENNA
(Rávena 1465-1543)
ESCUELA DE, SIGLO XVII
Sátiro sosteniendo un candelabro
29 x 16 x 13 cm

En la zona del Véneto, la producción de estatuillas de bronce también es floreciente y de notable calidad.

Y también en la zona del Véneto destaca la actividad de las fundiciones que en parte copiaban y en parte inventaban. Además, a medida que avanzaban los estudios, figuras antes consideradas secundarias emergían como personalidades autónomas. Uno piensa a este respecto en la crítica historia de Severo de Rávenaartista que, en los últimos años, ha visto restauradas atribuciones anteriormente atribuidas a Andrea Briosco, conocido como "il Riccio".

Una deliciosa escultura de un sátiro sosteniendo un candelabro se atribuye a la escuela de Severo da Ravenna en una subasta.

 

GIAMBOLOGNA
(Douai, 1529- Florencia 1608)
De un modelo de, con variantes
SIGLO XVII (?)
Caballo al paso
Bronce patinado, laca dorada translúcida
34 x 23,5 x 14 cm con base
23 x 25 x 8 cm sólo bronce

Un examen atento de las entradas del catálogo revela con asombro que no todos los bronces son de bronce.

Tiene razón. En muchos casos, lo que convencionalmente llamamos bronces están hechos de latón. Tanto el bronce como el latón son aleaciones a base de cobre: el bronce se obtiene aleando cobre con estaño, el latón aleando cobre con zinc. La pátina artificial que a menudo cubre los llamados bronzetti dificulta el reconocimiento visual de los materiales, y el único método válido de reconocimiento es el análisis científico de la aleación.

Al reconocer la naturaleza del metal que compone estas pequeñas y refinadas esculturas, es posible reunir valiosa información sobre su zona y periodo de producción. En Toscana, por ejemplo, se prefería el bronce, mientras que las fundiciones francesas y alemanas optaban por el latón. 

Las proporciones de los elementos que constituyen las aleaciones metálicas también son esclarecedoras. Si la composición de la aleación resulta ser muy precisa (por ejemplo, nueve partes de cobre y una de estaño) y con muy pocas impurezas, estaremos sin duda ante una producción ya industrial de lingotes del siglo XIX purificados mediante técnicas electrolíticas. En cambio, las composiciones de las aleaciones antiguas son más variadas y "sucias".

En resumen, la importancia de los diagnósticos científicos resulta fundamental para apoyar la investigación del crítico. Ni que decir tiene, sin embargo, que el ojo de quien ha visto mucho y estudiado más nunca podrá ser sustituido por el aparato científico, se trata simplemente de añadir al análisis estilístico y a la experiencia táctil, siempre fundamentales, el apoyo de las nuevas tecnologías.

 

BRONCERO ITALIANO SIGLO XVI-XVII (?)
Hombre desnudo con barba
Bronce, pátina negra gruesa 42,5 x 18 x 21,5 cm

¿Coleccionar bronces hoy en día no es una opción demasiado elitista?

Los príncipes renacentistas y los intelectuales humanistas coleccionaban el gres bronce tras el renacimiento del arte clásico, por lo que estamos hablando de un ámbito de coleccionismo muy refinado que desde el principio representó un nicho un tanto exclusivo. Sin embargo, nos referimos a una élite del gusto y la cultura, a los logros de la condición humana a los que nunca hay que dejar de aspirar.

FABRICACIÓN DEL SIGLO XVIII
Mujer bañándose.
A partir de un modelo de Giambologna
Bronce patinado
19,8 x 6 x 6 cm con base
12,5 x 6 x 4,5 cm sin base

 

 

 

 

 

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